A TIRO DE PIEDRA: LA CONAGO; EL DESARROLLO Y EL RELUMBRÓN

Por Julian Santiesteban

Erradicar la pobreza no es un acto de caridad, es un acto de justicia
Nelson Mandela

Casi cuatro de cada diez quintanarroenses es pobre; la entidad es el cuarto lugar nacional en población indígena y los 3 municipios preponderantemente indígenas desde 2012 son considerados los más pobres en el estado; con eso como contexto, esta semana el gobernador, Carlos Joaquín González, fue designado como presidente de la Comisión de Desarrollo Social e Indígena de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago)

De acuerdo a la Encuesta Intercensal 2015, en México hay más de siete millones de indígenas y Quintana Roo ocupa el cuarto lugar nacional por porcentaje; pero los datos de pobreza estatal son preocupantes, a pesar del desarrollo turístico, pues no han impactado en el mejoramiento de la calidad de vida, ya que 36 por ciento de la población total está en esa condición y en los municipios indígenas que son  José María Morelos, Felipe Carrillo Puerto y Lázaro Cárdenas, el porcentaje alcanza el 70 por ciento, muy por encima de la media nacional que ronda el 46 por ciento.

Desde 2014 José María Morelos permanece como el municipio más pobre de Quintana Roo, de hecho, el único momento en que tuvo indicadores positivos fue entre 2005 a 2008, cuando el actual secretario de Desarrollo Agropecuario, Pedro Pérez Díaz, fue presidente municipal de ese lugar; pero en lo global, desde principios de 2015, de un millón 490 mil 711 quintanarroenses, 400 mil son pobres y de éstos 120 mil viven en pobreza extrema, es decir, no tienen acceso a comida ni a los medios necesarios para subsistir.

En los indicadores generales Quintana Roo crece continuamente, la generación de divisas por turismo es creciente, el incremento de visitantes y la ampliación de oferta turística han colocado a la entidad como la más exitosa del ramo en todo México; sin embargo, cuando se analizan los municipios en lo particular, el desarrollo es absolutamente dispar; Tulum e Isla Mujeres están dentro del rango “promedio” de pobreza nacional, con 47.9% y 45.2%, respectivamente, y sólo 4 de ellos están por debajo de la media: Othón P. Blanco (que para efectos de las mediciones hechas, aún se le incluyó al municipio Bacalar) con 42.9 por ciento; Cozumel con 31.7; Solidaridad con 30.3  y Benito Juárez con 26.3 por ciento.

Luego entonces, es evidente que ni el éxito turístico, ni la mejora constante se refleja en las comunidades indígenas o el desarrollo social en general, pues los municipios con mayor pobreza son también el corazón de la llamada “zona maya”; además de que el éxito turístico de Tulum e Isla Mujeres tampoco ha traído suficiente bienestar a quienes ahí habitan. El resto de los municipios ha cumplido mejor, destaca Benito Juárez con los mejores indicadores estatales.

Ese es el tamaño del desastre dejado por tres administraciones estatales cuyo interés principal fue engordar las chequeras de quienes las encabezaron, pero el reto es para Carlos Joaquín González, quien por cierto aun no presenta su plan estatal de desarrollo, pues dicho documento deberá contener objetivos claros en lo que se refiere a la reducción de la pobreza.

El lema de campaña, entendido como compromiso principal, fue el de “oportunidades para todos”, que se diga entonces, de manera concreta la reducción de pobres mínima esperada; que cuantitativa y cualitativamente se especifique cómo ser indígena dejará de ser sinónimo de ser pobre. La comisión que ahora preside el gobernador será sólo importante si en lo local tiene algún impacto, lo demás es “relumbrón.”

Como se observa, los compromisos de campaña, el discurso oficial y los cargos públicos, sólo representan beneficio y desarrollo si se traducen en platos llenos de comida; en acceso a servicios de calidad y posibilidades de formación integral de los individuos; Carlos Joaquín ha sido presidente municipal, diputado federal, subsecretario de gabinete federal, gobernador de su entidad y ahora presidente de la comisión de Desarrollo Social y Pueblos Indígenas; y dado que su plan de desarrollo está, se supone, en construcción y se tiene claro el diagnóstico estatal, faltan ahora los resultados y que los beneficios lleguen; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra.

 

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